Un viaje a tu interior, para ir más profundo hasta resolver de raíz tus conflictos

“Hola Maru, cómo estás? Te quise compartir este video porque sin duda has sido pieza clave en mi recuperación, no sabes cómo estoy feliz y viviendo cada instante desde que me ayudaste a curar lo que provocaba mi dolor de espalda!

Pamela P Mujer que por cinco años experimentó crisis de dolor severo, quien al atravesar por la experiencia de Arqueología Emocional® resolvió de raíz la causa detrás de ello y ahora experimenta la libertad que ansiaba

Nuestras reacciones son el pulso de nuestra evolución: la palanca que reactiva lo que nos lastima, o el motor que nos impulsa a elevarnos por encima de lo acontecido

Preguntas más frecuentes

No, toda emoción es una respuesta ante algo que nos ocurre en la interacción con el exterior, y se trata de una brújula fundamental en el reconocimiento de lo que es un peligro o una oportunidad. Su natural expresión, sin embargo, puede verse rebasada, superando el umbral de lo tolerable cotidianamente, o como algo frecuente bajo una percepción desequilibrada, que encuentra peligro en todo aquello con lo que interactúa. Hay cuatro condiciones, de las que hay que estar alerta, pues de presentarse conjuntamente serán factores de riesgo psico-emocional, que puede preceder a algún padecimiento:

4 factores de riesgo

  1. Algo que no vi venir, me toma por sorpresa.
  2. La sorpresa no es una buena noticia para lo que yo quisiera; lo que percibo como mis necesidades y/o deseos biológicos o psicológicos están amenazados, por lo que en consecuencia, se activa en mi una tensión inusual.
  3. Esta tensión en lugar de desaparecer se intensifica, pues la amenaza se concreta y no parece que ante ello exista solución: puede haberla, pero yo no la veo. En muchas ocasiones nuestras vivencias más dramáticas, no se presentan durante la comunicación de malas noticias, sino después de ellas.
  4. En los peores momentos de crisis, no puedo ni acabar de verbalizar lo que estoy viviendo; lo que estoy sintiendo internamente lo experimento en soledad y con un profundo desasosiego.
Niveles de estrés como los que una persona en general experimenta a diario, nos impulsan a tomar acción cotidianamente. El asunto que a atender es si vivimos en estado de emergencia permanente, o si dicho nivel de la emergencia detectada no solo nos desborda, sino que se queda instalado como en estado agudo y prolongado. Esto es importante que logremos resolverlo por tres efectos que la mayoría desconocemos, pero operan a pesar de nuestro desconocimiento:
  1. Las hormonas del estrés comunican la necesidad de resolver un peligro el que puede afrontarse mediante cuatro posibles mecanismos: atacar, huir, paralizarnos o someternos. Particularmente cuando estamos en modalidad de fuga o ataque, necesitamos más energía en los brazos o piernas. Por medio de la sangre, estas áreas del cuerpo reciben energía extra, que se entrega por conducto de las vísceras. De no haber sido requerida para huir o atacar, las vísceras habrían empleado esta energía para limpiar al cuerpo, nutrirlo o reemplazar células. En modalidad de peligro no hay tiempo para diversos mantenimientos.
  2. Al mismo tiempo, estas hormonas de estrés disminuyen nuestro sistema inmune. A fin de que la energía puede enfocarse exclusivamente en la situación de emergencia, nuestras reservas se apostarán para salir adelante de esta urgencia tan pronto como se pueda.
  3. Por último, las hormonas del estrés apagan el pensamiento, es como si los vasos sanguíneos se apretaran para que la sangre se concentre en las extremidades; de alguna manera, esto significa que en medio del caos, somos menos inteligentes racionalmente hablando.
  1. Hay algo que no he podido perdonar.
  2. En mi interior me sigo dando cuenta de que hay dolor pendiente de expresión.
  3. Cuando vuelvo a pensar en ello me enojo de nuevo, es como si lo sintiera de nuevo.

Se trata de un enfoque terapéutico para quien quiere llegar más profundo, así como participar activamente en la solución de sus conflictos, para acelerar su solución o restablecimiento.

Nuestro enfoque es uno de naturaleza holística y sistemática, que permite llegar a la causa raíz así como a soluciones que se dirijan a dicha causa para trascenderla. Esto se debe a tres razones:

  1. Mediante esta práctica consolidamos diversos enfoques terapéuticos mediante una secuencia integral, que nos ayuda a ubicar los momentos más propicios para ocupar distintos recursos, al comprender los usos potenciales y aplicaciones de cada uno.
  2. Apoyados en la perspectiva de la psicología transpersonal, en adición a lo que marcan los estándares de descodificación, honramos aquello que para la persona que experimenta un conflicto es relevante. Dado que bajo este enfoque reconocemos la importancia de todo aquello que la persona expresa en una sesión de terapia, empleamos otros sistemas de referencia que nos puedan ayudar a integrar sus posibles significados, tales como la psicología del color, el simbo-análisis, el lenguaje numérico y las referencias que establecen sistemas como la acupuntura, por citar algunos otros.
  3. Por último contamos con una técnica estructurada y secuenciada, que plantea una ruta para resolver, o bien la vivencia interna en conexión con un padecimiento, o bien el conflicto en cuestión en caso de que el desafío sea uno de naturaleza exclusivamente emocional.

En ocasiones, una vez que se encuentra la vivencia interna asociada con un padecimiento o dificultad, muchas personas sienten que no saben cómo resolverla (p.ej. “no sé como poner límites sanos”). Por ello contamos también con programas de acompañamiento en los que ampliamos posibilidades de interpretación hasta hallar aquella perspectiva que conduzca a cada persona a soluciones que entren en plena alineación con sus convicciones más profundas, y con los que enseñamos prácticas y protocolos, para impulsar el desarrollo de nuevos hábitos y construcción de relaciones efectivas.

La Arqueología Emocional es un enfoque complementario al abordaje que en el caso de un problema físico realiza un médico o un equipo multi-disciplinario de especialistas.

La forma en que opera este enfoque complementario lo podemos ilustrar mediante un ejemplo. Cuando chocamos un auto, si la carcasa ha sido dañada, lo enviamos a un taller para su reparación. Por lo que respecta al conductor del mismo, será conveniente reparar en la forma de manejo que lo condujo a ello, lo que si bien pudo haber sido causado por distracción, falta de precaución o simplemente inexperiencia, si se consigue entender, podrá ayudar a minimizar los riesgos de que esto se vuelva a presentar.

Dada esta analogía reconocemos que hay soluciones físicas para problemas físicos, así como soluciones psicológicas y emocionales para lo que muchas veces nos condujo a ellos.

No lo es, la Arqueología Emocional es un enfoque psico-emocional que se soporta en descubrimientos y recursos desarrollados por científicos, médicos y doctores especializados en materia psico-emocional, ciencias biológicas y neurociencias.

Este enfoque y sus recursos, para muchas personas pueden resultar la piedra angular de su salud mental o bienestar, y un elemento clave en su salud integral, por lo que diversos médicos aplican y/o recomiendan terapias de esta naturaleza, para así acelerar los tratamientos o procesos de recuperación de sus pacientes.

Durante una terapia de Arqueología Emocional buscaremos que ocurran dos etapas de naturaleza distinta pero complementaria y secuenciada:

Primera parte: abordaje consciente-subconsciente. Durante esta fase nuestro objetivo es que la persona adquiera una nueva conciencia del patrón que le condujo o le está llevando a un conflicto determinado. A partir de la generación de esta conciencia, de volver a incurrir en las tramas que llevan al patrón identificado, muchas personas consiguen activar una pausa, como si metieran freno de mano. Ante nuevos potenciales conflictos, incluso hay quienes logran que inicio de las sensaciones y emociones típicamente experimentadas, se pueda interrumpir evitando su permanencia prolongada en el cuerpo.
Segunda parte: abordaje no consciente. Conocer la razón por la que algo nos afecta, no siempre es suficiente para que deje de hacerlo. Si al interactuar con el exterior vuelve a haber reacciones que nos toman por sorpresa y no podemos evitarlas, pues ocurren como en forma instintiva, definitivamente ellas se deben a filtros de interpretación que están grabados en la mente inconsciente.
Estos filtros que operan en forma automática y nos meten en problemas, suelen grabarse desde nuestros primeros años de vida, o incluso pueden ser una herencia de nuestros ancestros. ¿Qué significa que permanezcan a un nivel no consciente? Que cuando fueron instalados no hubo mucho tiempo de elevar ni el pensamiento ni el sentimiento…
Cualquier evento que haya sido percibido como suficientemente grave para la sobrevivencia, a nivel personal, familiar, regional o colectivo, generará una marca que conlleva una emoción y una estrategia de solución en el inconsciente respectivo: individual, familiar regional o colectivo.
En esencia, el objetivo de esta segunda fase del trabajo será ayudar a la persona en tratamiento a desprogramar creencias no conscientes así como a identificar: ¿cómo podría manejar esto que me ocurre de una manera distinta?
La segunda fase culmina con la instalación de nuevas conclusiones y estrategias que en lugar de “sobrevivir“ te ayuden a vivir en forma más plena. Puesto que el lenguaje en el que se graban las memorias no conscientes es uno simbólico, el cambio de percepción no puede ocurrir solo de manera verbal: contamos con diversas técnicas para ello.

Una sesión promedio dura una hora y media.

Cada caso es distinto, mucho dependerá del número de conflictos o síntomas involucrados, si estos aparecieron al mismo tiempo, así como si la persona cuenta o no con experiencias previas de trabajo interior.

Tomando como referencia el caso de un solo padecimiento, típicamente llegamos a la causa raíz en un promedio 2-3 sesiones pero esto no debe tomarse como una regla general.

Así como hay personas que en una sola sesión resuelven la causa psico-emocional de sus síntomas y dolencias, arriban a nuevas conclusiones y programan nuevas estrategias de solución, hay quienes requieren o piden un acompañamiento mayor.

Existen tres factores clave para provocar una transformación interior con impacto en el exterior
  1. Permitir que las sensaciones y emociones que en diversos momentos marcaron tu biología, agoten su expresión para que la memoria de estrés no resuelta, pueda dejar tu cuerpo. A ello le seguirá escuchar el reclamo interno, que subyace a tus conflictos, es decir la interpretación que te generó y te sigue provocando dolor.
  2. Validar la trama de hechos y patrones de repetición. Al identificar la secuencia recurrente que se presenta en tu historia, quedarán al descubierto las conclusiones a las que arribaste que a raíz del primer impacto que te marcó, así como las estrategias de sobrevivencia que incorporaste a causa de ello. En lo tajante de tus reacciones y percepciones, siempre habrá algo que puedas hacer distinto, en torno a cinco factores: lo que percibes, piensas, sientes, dices y haces.
  3. Substituir la vieja programación no consciente, por nuevas perspectivas y visiones más amplias, que operen plenamente a tu favor. Ello implicará tareas de cambio, actualización y anclaje inconsciente de nuevas formas de pensamiento y conducción, que ante el peligro o la oportunidad aseguren al menos una ganancia incondicional. En algunos casos, la nueva programación implicará desarrollar hábitos nuevos.
Debido a su enfoque terapéutico, este no es un enfoque que pueda aplicarse a personas con: imposibilidad de establecer un diálogo consciente, mantener niveles mínimos de atención o reconectar con sus recuerdos. Los casos de pacientes que se encuentran con bipolaridad y en estado de crisis, enfrentando episodios de depresión severa, personas en terapia intensiva, síndrome TDAH fuera de control, deben primero ser estabilizados por su médico tratante. Quienes se encuentran en estas situaciones extremas, deben conseguir una estabilización físico-química, antes de poder realizar un abordaje psico-emocional en el que participen activamente. Desde luego en estas circunstancias y otras más, como las que viven algunos pacientes con autismo, se puede apoyar con otros recursos tales como las sugestiones hipnóticas, pero en tanto no estén en posibilidad de un intercambio consciente mínimo, no serán candidatos a un trabajo de arqueología emocional. Para algunos de estos casos particulares, se ofrecen otros enfoques de solución que pueden apoyar a los familiares para solucionar aquellos conflictos personales que los vinculen con los padecimientos de sus hijos o parientes. Existen otros recursos, como el Método TOMATIS2 o el trabajo que pueden realizar los padres y cuidadores para sanación patrones del árbol transgeneracional los que pueden ser de gran apoyo para ellos. 2 Método de neuro-estimulación útil para problemas de aprendizaje, Problemas de lenguaje, Desarrollo psicomotor y Déficit de atención entre otros)

Existen diversas corrientes terapéuticas, que se conducen con diversos recursos y principios, buscando un mismo objetivo: la liberación psico-emocional y la activación de cambios internos/externos, tales como el Psicoanálisis, la Terapia Gestalt, Bioneuroemoción, etc.

La Arqueología Emocional opera bajo el mismo espíritu que la escuela francesa de Descodificación Biológica: si hay un conflicto, aquel que lo vive, más que víctima es su potencial solucionador, por lo que debemos poder ayudarle hasta llegar a su punto de origen.

De igual forma, en nuestra apreciación, en los casos en los que el tema a resolver sea un padecimiento, conflicto mental o de comportamiento, la solución debe ser resultado de un equipo multidisciplinario, honrando el lugar que un médico o conjunto de expertos tiene en materia de diagnóstico y tratamiento físico. Para nosotros, mientras más preciso sea el diagnóstico de un padecimiento, más posibilidades tendremos de llegar con velocidad al trasfondo y vivencias interiores asociadas a ello.

Por lo que respecta al diagnóstico y tratamiento psico-emocional, en el caso de padecimientos, nuestro punto de partida serán las posibles relaciones psico-emocionales que a la fecha han sido constatadas por diversos expertos en la materia. Después de ello, la Arqueología Emocional se apoya en un camino propio que en forma sistemática y repetible, permite ir a la causa raíz mediante diversas técnicas transpersonales y recursos secuenciados.

Algo muy importante a resaltar, es que bajo el enfoque de la Arqueología Emocional, la causa raíz de un conflicto no es una vivencia emocional: más bien la(s) vivencia(s) involucrada(s), son el mecanismo que nos permite acceder a la trama de repetición, que evidencia el patrón mental que es el verdadero conflicto a tratar.

Solo al identificar dicha trama de repetición, nos será posible identificar en qué consiste el desafío que ella plantea y que en materia de crecimiento interior, aguarda a una respuesta distinta, de quien solo necesita actualizar una vieja estrategia.

Más allá de definiciones técnicas todos reconocemos que lo experimentamos son vivencias internas. En todo caso si hubiera que diferenciarlas, en nuestra experiencia, tanto las sensaciones externas/internas, como aquello que entendemos como emociones, se deben incluir como parte del proceso terapéutico, por varias razones.
  1. A veces simplemente no reconocemos como una emoción lo que estamos sintiendo pero sí podemos describir lo que internamente la provoca o lo que ella conlleva (p.ej. “esto me irrita”, “siento un calor interno”, “¡cómo me repugna esto!”)
  2. Diversos conflictos involucrados en los diccionarios bio-emocionales, no son estricta o puramente emocionales (por ejemplo: conflicto de identidad).
  3. Por último, en diversas ocasiones, son las sensaciones el conducto por el cual conseguimos identificar dónde y cómo bloqueamos la expresión emocional, de algo que al estar bloqueado no logramos identificar, lo que muchas veces detenemos con la ayuda de músculos, tejidos o nervios que luego nadie entiende por qué están afectados.

Indiscutiblemente siempre recurrimos a diversas técnicas de puenteo afectivo y somático, para ayudar a la persona a acceder a vivencias previas, que nos lleven al evento donde se originó el conflicto a ser resuelto, o punto cero.
En aquellas ocasiones en las que el punto cero esté anclado a memorias de naturaleza subconsciente y de acceso inmediato, dicho puenteo será suficiente para identificar el patrón de repetición, así como las conclusiones y estrategias de sobrevivencia que le acompañan. Sin embargo, en algunos casos las memorias del punto cero se encuentran en un territorio no consciente. Esto puede deberse tanto al nivel de dolor que se involucró en ellas, como al momento en que dichas memorias se plasmaron: la primera infancia, el nacimiento, la gestación, la concepción o incluso la historia transgeneracional que te antecedió.
Por lo anterior, bajo el enfoque terapéutico de Arqueología Emocional, habrá casos en los que necesitemos llamar a otros recursos que permitan el acceso a esos recuerdos inconscientes para su liberación y transformación. Como parte de este repertorio se incluyen recursos como la Imaginación Activa que planteara Carl Jung, la Experiencia Somática de Peter Levine, el Arte-terapia de Natalie Rogers y como base de todos ellos, diversas técnicas de respiración y ejercicios que permitan amplificar los estados de conciencia con los que se interactúa.
Si bien podemos llegar a recurrir a otro tipo de recursos para dialogar con la mente inconsciente, tales como la hipnosis ericksoniana y otras técnicas de regresión, en nuestra experiencia en la mayoría de los casos los recursos citados previamente, son más que suficientes para producir respuestas terapéuticas efectivas.

Como parte de las herramientas de la Arqueología Emocional, sí empleamos diversas técnicas de trabajo transgeneracional. Debe contemplarse, sin embargo que en nuestro caso, el trabajo con ancestros no es un objetivo de suyo, sino solo un medio para identificar posibles referentes del patrón familiar a ser resuelto por la persona envuelta en un conflicto, el que pudo haber surgido en el árbol genealógico, desde mucho tiempo antes de su llegada.
Bajo esta perspectiva, nuestra apreciación es que si una persona experimenta los mismos conflictos que su clan, ello no significa que sea víctima de sus antepasados, o que sus ancestros sean la causa de sus problemas: más bien el árbol transgeneracional en que se desenvuelve, es consecuencia de los planes de crecimiento interno de quien desea solucionar un conflicto particular; al hacerlo, con su resolución, dará luz para liberar este patrón del clan que le permitió integrarse en su descendencia.

Existe un número importante de padecimientos y problemas psico-emocionales, en los que la fuente de estrés principal procede de conflictos que se viven al interior del núcleo familiar. La participación activa de los miembros involucrados en estos conflictos, puede agilizar y potenciar las posibilidades de resolución, con un muy alto índice de éxito en los casos en los que dicho grupo se integra con la intención de también realizar cambios personales, lo que siempre genera con beneficios extendidos a todos los participantes.
Por esta razón, siempre que la naturaleza de un problema y el contexto en el que haya surgido sea el familiar, se invita a los miembros de ella, a participar apoyando en su solución a la persona que vive el conflicto.

Para la descodificación biológica, la enfermedad es parte natural de la existencia, un programa especial con sentido biológico, que responderá en forma “lógica” a la naturaleza de un conflicto, en el que el nivel de estrés percibido supera el umbral del lo tolerable cotidianamente, con las 4 características descritas en la pregunta número uno.

Ello se soporta en los descubrimientos que en los años 80’s hiciera el médico alemán Ryke Geerd Hamer, sobre la forma en que interactúan nuestra psique, mente y cerebro.

De acuerdo con ellos, bien sea que el conflicto percibido sea algo que ponga en peligro una necesidad biológica o psicológica, la señal de alerta que recibirá el cerebro, provocará un impacto en él, llamado “bio-shock”.

A partir de ello y en tanto el problema que la ha generado no se solucione, el cerebro pondrá en acción el programa especial llamado “enfermedad”. Puesto que para nuestro cerebro no hay distinción entre un problema real o uno así percibido internamente, la solución propuesta será una respuesta que opere en forma directa o metafórica sobre la problemática identificada.
Bajo este planteamiento, toda enfermedad en la que el conflicto en cuestión, sea resuelto, mostrará dos fases: una modalidad de “conflicto activo” con el que operará el cuerpo a raíz de la alerta, y una modalidad de “reparación” que se pondrá en marcha una vez que el conflicto activo haya desaparecido.

Esta alternancia la podemos observar expresarse con naturalidad en fenómenos que conocemos bien, por ejemplo una quemadura. Si me quemo un dedo en la estufa (fase de conflicto activo), a este evento le seguirá la formación de una ampolla, debajo de la cual surgirá la nueva piel (fase de reparación); si al pisar mal sobre una roca, me caigo y ello provoca una cortadura en mi rodilla (fase de conflicto activo), a ella le seguirá una coagulación, con la consecuente costra para permitir su cicatrización (fase de reparación). En ninguno de estos dos casos decimos: me enfermé de la costra o de la ampolla. Siguiendo esta línea de pensamiento, es posible que lo que muchas veces consideramos una enfermedad, en materia de vivencias internas, sea la fase que sigue a la resolución de un conflicto previo.

Identificar racionalmente el tipo de vivencias internas que estuvieron o están involucradas en nuestros conflictos, no equivale a sanar interiormente. Un verdadero trabajo de restablecimiento psico-emocional, no solo requiere entender qué fue lo que en el pasado ocurrió, sino que demandará la transformación de lo que nos lastimó. Si te has acercado a la descodificación, como un enfoque terapéutico, pero no estás seguro de si completaste el proceso de diagnóstico psico-emocional así como reprogramación interior, verifica en qué punto te pudiste haber quedado:
  1. ¿Cuentas con un diagnóstico correcto? ¿Cómo estamos seguros de ello?
  2. Más allá del significado que un diccionario bio-emocional te indica, ¿has conseguido reconectar con el último y el primer conflicto que se asocia con tu padecimiento?
  3. ¿Has logrado reactivar y liberar las emociones o sensaciones involucradas en esos momentos que te marcaron, así como el estrés provocado por ellos?
  4. ¿Has descubierto la historia detrás de la historia, es decir la razón por la que reaccionas como lo haces?
  5. ¿Tienes una nueva solución que ataque de raíz el verdadero conflicto interior que subyace a la situación identificada? ¿Sientes a veces que no sabes cómo hacerlo?
  6. ¿Has eliminado tu programa previo y anclado tu nueva solución en el lenguaje que reconoce tu mente no consciente?
  7. ¿Ha probado la validez de tu solución en la práctica?

Cuando hay alguna respuesta emocional que parece imposible de frenarse, ello se debe a un evento pasado que aún no ha sido liberado o resuelto por completo.

Hay algunas preguntas que suelen ser muy útiles para continuar con la investigación, del patrón de repetición no consciente que sigue activo, así como del modelo mental que te está llevando a acciones u omisiones que no operan a tu favor.

  • ¿Cuándo recuerdas que estoy hubiera ocurrido por primera ocasión?
  • ¿Quién fue la primera persona con la que viviste esta emoción, o quien hizo lo que ahora sabes que te saca de tus casillas y te descarrila emocionalmente hablando?

En todo caso, si la vivencia interna sigue presente, ten presente que tu trabajo de arqueología emocional no ha concluido.

Si algo se resolvió pero luego volvió a aparecer, es posible que cualquiera de las siguientes razones esté presente:
  1. No has dado con la verdadera causa raíz de tu problema recurrente. A veces pensamos que hemos dado con ella, pero el evento que reconocemos no es el primero y hubo uno que le antecedió. ¿Qué otro evento de características similares al que has identificado, podría estar registrado en tu pasado?
  2. Cuentas con una solución práctica, pero no una que verdaderamente haya atacado el patrón con el que inconscientemente participas. Soluciones de corto plazo, como cambiar de jefe para así evitar al supervisor que te repugna, pueden alcanzar un punto en el que nuevamente se vuelvan inefectivas. En muchas ocasiones lo que nos falla es nuestro detector de peligro: no lo vemos a tiempo, o a pesar de verlo no tomamos en cuenta lo que percibimos. En otras, vemos peligro donde hay oportunidad, u oportunidad donde hay peligro.
  3. Te falta acumular experiencia práctica, que te permita clarificar el patrón de repetición, lo que lo activa así como arribar a una solución efectiva. Si algo se presenta en tu vida, con distintos personajes, que dan vida a una misma trama recurrente, ellos no pueden ser responsables de lo que te sucede. Reconocerlo implicará retar las ideas que tenías sobre la causa raíz de tus conflictos.
  • Entender intelectualmente lo que me llevó a un conflicto no es resolverlo. Es imprescindible que esas vivencias que nos marcaron las pasemos nuevamente por el filtro del cuerpo o el corazón a fin de comprender el reclamo que nos ayudará a identificar lo que nos lastimó.
  • Hay algo más que puedo hacer en forma distinta, y que no he identificado. En torno a aquello que debo cambiar, ocurren también confusiones frecuentes. Muchas personas se dicen: “-Ok ya entendí, lo que me pasó; a partir de ahora en adelante expresaré mis emociones y me pienso amar como nunca antes”, y en efecto lo hacen pero no realizan cambios que les lleven a relaciones más equilibradas y armónicas en su intercambio con el exterior. Si lo que te perturba sigue presente, si aunque expresas tus emociones, el mismo conflicto ya conocido, se sigue repitiendo, hay algo en la trama, con lo que participas que no has detectado aún. Para descubrirlo será vital que logres identificar el patrón recurrente (de pensamientos y acciones u omisiones) que está alrededor de lo que te perturba y/o de tus desencuentros.

Para muchas personas la sola posibilidad de llegar a una sesión en la que se enfrentarán con su pasado es visto como sinónimo de un dolor, por el que no quieren atravesar, por lo que desisten de la posibilidad de una terapia de Arqueología Emocional.
Si bien para nosotros será clave habilitar la liberación de sensaciones o emociones que quedaron sin expresar, no necesariamente dicha liberación significa llorar y mucho menos hacerlo a caudales,…
Hay otro tipo de recursos que podemos emplear para hacer de esta experiencia una vivencia amorosa expansiva y liberadora, por lo que recurrimos a recursos de arte-terapia siempre que observamos / escuchamos que ello es lo que hará bien o prefiere la persona que participa en una sesión.

Cuando de alguna manera conseguimos que lo que nos perturba se exprese fuera del cuerpo, podemos liberarnos de lo que nos impedía operar con claridad, para poder realizar una investigación seria y profunda que ponga punto al final a aquello que muchas veces por no querer volver a sentir, nos la pasamos sintiendo frecuentemente.

Si tienes esta duda dos preguntas fundamentales te podrán ayudar:
  1. ¿Es parte de tu solución un pensamiento rígido e inflexible? (p. ej. los demás tienen toda la culpa de lo que me ocurrió, o yo soy el único culpable en esto… no tengo tiempo para nadie más que para mí, etc.)
  2. En tu solución ¿hay actitudes extremas? (p. ej: mejor ya ni hablo, nunca vuelvo a dejar de confrontar a otros)
Basta con una respuesta positiva a cualquiera de estas dos posibilidades, para saber que hay algo más que reconsiderar: el camino que nos da estabilidad y nos permite crecer, nunca es uno de soluciones extremas.

La información alrededor de la cual se erige la Arqueología Emocional no demanda ningún tipo de creencias y no es algo en lo que deba tenerse fe ciega.
De hecho, esto no se trata de una religión, ni una secta, sino solo de un enfoque serio, cuyas premisas invitamos a que sean siempre confirmadas de manera individual.
Con el solo hecho de mantener bajo la categoría de “hipótesis a validar” el tipo de relaciones y patrones como los que pueden confirmarse en un proceso de Arqueología Emocional, te permitirá emplear esta información como lo haría un investigador, que desea arribar a sus propias conclusiones al adentrarse con curiosidad en las nuevas dinámicas de estrés inusual bajo las que te observes, o las que posiblemente precedieron a problemas de salud propios o de tus seres queridos. Más que creer en este contenido, conforme logres identificar conexiones emocionales y disparadores que contribuyen al estrés que sientes o hayas sentido, estarás en mejor posibilidad de resolver la química que no le hace bien a tu cuerpo.

Durante el propio proceso de restablecimiento psico-emocional, pueden aparecer nuevas zonas de tensión, para evidenciar que no se ha llegado a la causa raíz del problema en cuestión, que no hay convicción en las soluciones implementadas, que la persona bajo conflicto no ha detectado todo lo que debe transformar, o que hay nuevos conflictos a ser resueltos. Por tal motivo, invitamos a todas las personas que se encuentran con el deseo consciente de hacer lo necesario para no volver a vivir niveles de estrés innecesariamente elevado, a aplicar cuatro preguntas clave, que como una adaptación del método “Amar lo que es” de Kathie Byron se recomienda hacer, frente a una situación que vuelva a provocar altos niveles de tensión:
  1. ¿Es real el peligro que veo?
  2. ¿Es verdaderamente real?
  3. Dame un ejemplo que pudiera demostrar que no es real lo que has percibido
  4. De no pensar que yo soy el culpable de esto que me altera, ¿cuál podría la otra razón de esto que ahora se presenta?